El autocontrol forma parte de un grupo de habilidades que permite a niños y adultos manejar sus pensamientos, acciones y emociones y así poder realizar las cosas. Los expertos llaman función ejecutiva a este grupo de destrezas.
Permanecer sentado, esperar en fila y tomar turnos, todos usamos el autocontrol de maneras que pueden parecer simples. Sin embargo, el autocontrol es una habilidad compleja que se desarrolla a lo largo del tiempo. Los niños empiezan a desarrollarlo cuando son muy pequeños y continúan desarrollándolo hasta antes de cumplir 30 años.
A medida que crecen, los niños desarrollan autocontrol en tres áreas:
Control de los movimientos para no estar moviéndose constantemente en situaciones inapropiadas (hiperactividad).
Control de los impulsos para poner “frenos mentales” y detenerse a pensar antes de hacer o decir algo.
Control de las emociones para seguir adelante incluso si suceden cosas inesperadas o molestas.
Tener autocontrol ayuda a los niños en todas las áreas de la vida, pero es especialmente importante para la socialización. Tener control de sus acciones y reacciones ayuda a los niños a integrarse y hacer amigos.
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