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Foto del escritorOlimir Centro Psicosocial

¿Pueden algunos niños superar el autismo al crecer?

(HealthDay News) Algunos niños pequeños que se piensa que tienen autismo "dejan atrás" el diagnóstico al crecer, pero la mayoría siguen teniendo dificultades de lenguaje y conducta, sugiere una investigación reciente.


El estudio no es el primero en documentar casos de "recuperación" del autismo. Hace décadas que los médicos saben que un número bajo de niños pequeños diagnosticados con un trastorno del espectro autista (TEA) parecen superarlo al crecer.


Pero, ¿qué significa eso para esos niños? Los hallazgos sugieren que la gran mayoría siguen enfrentándose a dificultades y necesitan respaldo, comentó la Dra. Lisa Shulman, investigadora principal.


Su equipo halló que de 38 niños que "perdieron" su diagnóstico de autismo, se encontró que la mayoría tenían otras afecciones, entre ellas discapacidades del aprendizaje, trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y trastornos de ansiedad.


¿Por qué cambió el panorama de esos niños?

Esa es la "pregunta del millón", dijo Shulman, profesora de pediatría del Colegio de Medicina Albert Einstein/Sistema de Salud Montefiore, en la ciudad de Nueva York.


Una posibilidad es que el diagnóstico inicial fuera erróneo. Pero también es posible que algunos niños respondieran a la terapia temprana que buscaba respaldar su desarrollo.


Shulman sospecha que ambos escenarios son reales.

Los 569 niños del estudio fueron diagnosticados antes de los 3 años de edad. Y lo que parece autismo en un niño de 2 años podría comenzar a manifestarse de forma distinta a medida que el niño crece, explicó Shulman. Por ejemplo, ese niño de 2 años podría en realidad sufrir de un trastorno de ansiedad, pero los niños de esa edad simplemente no pueden expresar lo que sienten. Esto solo se hace evidente cuando el niño tiene un poco más de edad.


Por otro lado, la terapia conductual temprana puede ayudar a los niños con autismo a mejorar sus habilidades sociales y lingüísticas, y a aliviar los problemas conductuales. Entonces, los niños pequeños que responden quizá ya no cumplan los criterios del autismo en un momento dado.


"Creo que hay un grupo de niños que probablemente nunca habrían tenido autismo", dijo Shulman. "Y hay algunos que responden a la intervención temprana".


James Connell, director clínico del Instituto del Autismo A.J. Drexel, en Filadelfia, se mostró de acuerdo en que, en los niños pequeños, "precisar" si se trata de autismo o de otra cosa puede resultar difícil.


"Los retrasos globales en el desarrollo, los retrasos en el lenguaje y la ansiedad de separación en los niños de 18 a 24 meses de edad pueden parecerse mucho a un TEA", comentó Connell, que no participó en el estudio.


De hecho, apuntó, "diría que la mayoría, si no todos, esos niños no tenían un TEA".


Pero eso no quiere decir que los niños que reciben una etiqueta de autismo por error no se beneficien de la terapia. Connell indicó que los servicios tempranos e intensivos pueden ser muy útiles no solo para los niños con un TEA, sino también para los que tienen retrasos en el desarrollo.


Y de hecho, señaló Connell, los niños pequeños con dificultades en el desarrollo podrían recibir específicamente un diagnóstico de TEA para que califiquen para ese tipo de terapia intensiva.


"Un diagnóstico de autismo recibe servicios, unos servicios que esos niños sí necesitan", dijo. "Los médicos lo saben. Los padres lo saben".


Estos últimos hallazgos, publicados en una edición reciente de la revista Journal of Child Neurology, se basaron en los expedientes de 569 niños que fueron diagnosticados con autismo en el centro de los investigadores entre 2003 y 2013. Cuatro años más tarde, 38 de esos niños ya no cumplían con los criterios diagnósticos.


Todos tenían una cosa en común, según Shulman. Inicialmente parecían tener unos síntomas más leves; no estaban en el extremo más grave del espectro.


Y en casi todos los diagnósticos evolucionaron. Un 68 por ciento seguían teniendo discapacidades del lenguaje o del aprendizaje. A la mitad les diagnosticaron trastornos de conducta "externalizante" (como el TDAH o un trastorno de conducta oposicionista desafiante), mientras que una cuarta parte tenían afecciones de salud mental "internalizantes", incluyendo trastornos de ansiedad y trastorno obsesivo compulsivo. Dos niños tenían una enfermedad mental más grave con presencia de psicosis.


Los investigadores añadieron que hubo tres niños que no "ameritaron" ningún diagnóstico alternativo.


Connell dijo que es probable que esos niños nunca tuvieran autismo. "La mayoría de los investigadores estarían de acuerdo en que los niños nunca se 'curan' del autismo, simplemente se hace menos aparente", dijo.



© Derechos de autor 2019, HealthDay

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