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Foto del escritorOlimir Centro Psicosocial

Muchos niños con autismo duermen mal

Los niños pequeños con autismo tienen más del doble de probabilidades de presentar problemas del sueño que los niños típicos o los que tienen otros retrasos del desarrollo, informa un estudio reciente.



Varios factores afectan profundamente el sueño de los niños de 2 a 5 años con un trastorno del espectro autista (TEA), comentó la investigadora principal, la Dra. Ann Reynolds. Es más probable que se resistan a la hora de dormir, que tengan problemas para quedarse dormidos, que sufran de ansiedad respecto al sueño, que se despierten en medio de la noche, y que experimenten terrores nocturnos.


"Está muy claro que los niños con características del autismo tienen más problemas de sueño", apuntó Reynolds, profesora asociada de pediatría del desarrollo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado, en Aurora. "En casi todas las categorías, hubo una diferencia entre los niños con TEA y la población general".


Ya se sabía que los niños con autismo tienen dificultades para dormir. Los estudios han encontrado de forma consistente que más de la mitad de ellos, e incluso hasta 4 de cada 5, tienen al menos un problema crónico de sueño, según Autism Speaks.


Reynolds y su equipo decidieron explorar el tema a mayor profundidad, para ver cuáles problemas del sueño parecían ser más afectados por los síntomas del autismo. También deseaban comparar a los niños con TEA con niños promedio y con los que tenían otros trastornos que provocan un retraso en el desarrollo.


Los investigadores reclutaron a casi 2,000 niños de 2 a 5 años de edad en Estados Unidos. Entre ellos había 522 niños diagnosticados con un TEA, 228 con un retraso en el desarrollo que incluía aspectos del autismo, 534 con un retraso en el desarrollo sin relación con el autismo, y 703 niños típicos.


Los padres completaron un cuestionario sobre los hábitos de sueño de todos los niños. Los investigadores computaron las puntuaciones, y compararon qué tan bien les iba a los cuatro grupos a la hora de dormir.


Encontraron que los niños con autismo eran más del doble de propensos a tener problemas graves para tener un sueño de calidad que los niños sin síntomas de autismo.


Los niños con autismo también tenían un 45 por ciento más de probabilidades de presentar problemas moderados del sueño que los niños con otras formas de retraso en el desarrollo, y un 75 por ciento más de probabilidades que los niños típicos.


Los niños con síntomas de autismo tuvieron una peor puntuación en casi todos los aspectos del sueño. Parecieron tener el mismo nivel de dificultades que los demás niños solo en un par de áreas (la apnea del sueño y la somnolencia diurna), dijo Reynolds.


El autismo en sí puede provocar estragos en la higiene del sueño. Los niños con autismo pueden tener problemas para hacer la transición de una actividad a otra, o quizá se exciten tanto que no puedan calmarse, señaló.


"El sueño es una transición importante", dijo Reynolds. "Pasan de jugar o leer o lo que estén haciendo a dormir".


Los niños con TEA son más propensos a tener ansiedad o un trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH), que también pueden afectar al sueño, apuntó Reynolds.


Además, los que tienen autismo podrían tener problemas con el ciclo de sueño/vigilia, sufrir convulsiones que perturben el sueño, o tener unos niveles más bajos de melatonina, la hormona del sueño, según Autism Speaks.


"El impacto del mal sueño en el niño y la familia es simplemente inmenso", advirtió Reynolds. "Puede aumentar las conductas difíciles durante el día, y reducir la capacidad de atención. En los niños que ya tienen algunas dificultades, la falta de sueño puede hacer que las cosas sean incluso más difíciles".


"También tiene un impacto en la salud fisiológica: la obesidad, la resistencia a la insulina e incluso la función inmunitaria se ven afectadas por un mal sueño", indicó.


Y el mal sueño afecta a toda la familia. "También afecta a la familia, sobre todo las que tienen niños pequeños: si ellos están despiertos, mamá y papá también", dijo Reynolds.

Cada niño con autismo es distinto, y lo mismo sucede con sus problemas del sueño, comentó Donna Murray, vicepresidenta de programas clínicos y directora de la Red de Tratamiento del Autismo de Autism Speaks.


Eso significa que los padres y los médicos tendrán que averiguar las causas específicas de los problemas del sueño de cada niño, y abordarlas de forma individual.


"Quizá varios factores contribuyan a la vez a los problemas del sueño", dijo Murray. "Tal vez haya que realizar intervenciones simultáneas para resolver el sueño".


Por ejemplo, algunos niños quizá deban tomar complementos de melatonina bajo la supervisión del médico, indicó Reynolds. También podrían necesitar una rutina calmante específica antes de la hora de dormir.


"Hay que tomar en cuenta que podrían tener diferencias sensoriales, o más dificultades para calmarse", añadió Reynolds. "Tal vez sean más sensibles a la luz o el ruido, y las cosas que calman a un niño podrían no calmar a un niño con un trastorno del espectro autista".

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