La Ley para Estadounidenses con Discapacidades (ADA, por sus siglas en inglés) garantiza a los trabajadores con discapacidades el derecho a adaptaciones razonables en el lugar de trabajo que les permitan tener igualdad de oportunidades en la realización de su trabajo.
Sin embargo, hay personas que sienten desconfianza o frustración al ver a un compañero de trabajo usar una adaptación. No siempre hay información disponible sobre qué son las adaptaciones o cómo funcionan.
Lo cierto es que las adaptaciones mejoran el lugar de trabajo para todos. A continuación, tres de los grandes mitos acerca de las adaptaciones en el lugar de trabajo.
Mito 1: Las adaptaciones en el lugar de trabajo son “trato preferencial”
Cuando todos están trabajando bajo mucha presión, sobre todo si es un trabajo físicamente exigente, algunos empleados podrían molestarse al ver a un colega usar una adaptación. A veces se percibe como un acto de favoritismo, sobre todo si la discapacidad del empleado no es evidente.
Por ejemplo, un miembro del equipo hace más pausas que los demás. Las personas pueden pensar que ese empleado está recibiendo un “trato especial” o que se están haciendo excepciones a las reglas.
La realidad: Las adaptaciones no son favoritismo. Están diseñadas para que todos tengan las mismas oportunidades para cumplir con su trabajo. Todas las adaptaciones responden a una necesidad real. Pero los empleadores están obligados a mantener confidencial la información médica de sus empleados. Esto significa que otros miembros del equipo no necesariamente sabrán la razón de una adaptación.
En el ejemplo mencionado arriba, la empleada puede que esté haciendo pausas más frecuentemente para controlar su diabetes. En este caso, la flexibilidad de horario podría ser una adaptación que ha acordado con el departamento de recursos humanos para poder cumplir con su trabajo y cuidar de su salud. La adaptación no es un trato especial, sino que permite que ella esté al mismo nivel que los demás.
Mito 2: Los empleadores no pueden sancionar o despedir a empleados con adaptaciones
Si este punto lo confunde, no es el único. Incluso empleadores y supervisores a veces se preocupan por las reglas acerca del procedimiento de las adaptaciones.
Algunos incluso evitan hablar de las adaptaciones por temor a infringir la ley.
Imagínese la siguiente situación (presentada en ADA.gov): Dos personas solicitan el mismo puesto de trabajo. Uno de los requisitos es poder teclear 75 palabras por minuto. Uno de los solicitantes tiene una discapacidad y con una adaptación razonable teclea 50 palabras por minuto durante la entrevista. El otro solicitante, que no tiene ninguna discapacidad, teclea 75 palabras por minuto durante la entrevista. ¿El empleador tiene que contratar la persona con discapacidad, aunque no cumpla con el requisito?
La realidad: A pesar de que las adaptaciones razonables están garantizadas por la ley, todos los empleados, incluidos los que necesitan adaptaciones, tienen que cumplir con los estándares de rendimiento del empleador. Se espera que todos los empleados, tengan una discapacidad o no, cumplan con las funciones esenciales de su puesto acorde con los estándares indicados por el empleador. Esto significa que los empleados con discapacidades pueden ser sometidos a los mismos estándares que los demás.
En el ejemplo mencionado arriba, ADA.gov indica que el empleador puede contratar al solicitante que teclea 75 palabras por minuto, siempre y cuando esto sea una función esencial del puesto.
Mito 3: Las adaptaciones no me conciernen a mí
Las personas que no consideran que tienen una discapacidad podrían asumir que nunca necesitarán una adaptación en el lugar de trabajo. Podrían pensar que es algo que concierne a otros.
La realidad: La mayoría de nosotros necesitaremos una adaptación en el lugar de trabajo en algún momento de nuestra vida laboral. Ya sea un horario flexible para ir a un tratamiento oncológico, una baja laboral por un repentino problema de salud mental, un escritorio para trabajar de pie debido a una lesión de la espalda o pausas frecuentes por un dolor crónico, las adaptaciones nos ayudan a todos a cumplir con nuestro trabajo. Y por supuesto, todos podemos adquirir una discapacidad en el futuro.
Incluso si usted nunca llega a necesitar una adaptación específica, es probable que aun así la adaptación le facilite el trabajo. En primer lugar, porque sus compañeros tendrán las herramientas que necesitan para hacer su trabajo, y esto beneficia a todos.
Además, se ha demostrado que las adaptaciones pueden contribuir a un lugar de trabajo más funcional. Por ejemplo, un empleador podría añadir imágenes a un manual de capacitación para ayudar a un empleado en particular, y darse cuenta de que estas imágenes ayudaron a todos a aprender el material más rápidamente.
Aunque ciertamente existen mitos acerca de las adaptaciones en el lugar de trabajo, la realidad es que mejoran las condiciones para todos.
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